08 febrero, 2006

Viejo Marino

Un viejo marino vuelve a su casa con un bolso de recuerdos colgando en su hombro, con un libro de historias que da vueltas en su mente, pero con un pensamiento, un momento en su vida cuando en plena mar, navegando una dulce canción llamó su atención.
Navegando en el horizonte, con sus ojos entrecerrados, buscó el origen de la música y cuando se asomó por la borda, se encontró con una sirena.
Ella con su hermosa cara lo miró y detuvo su canción para sonreírle, con su mano le envió un beso y le deseó suerte en su navegar.
El perplejo, simplemente suspiró ante tanta hermosura y con una fuerte voz al viento dijo: “Gracias, muchas gracias y volveré, sólo para admirar tu belleza, solo para escuchar tu canción”.
Y así, reconfortado con su soledad, el viejo marino continuó su viaje, hasta llegar a puerto, y allí su secreto mejor guardado fue siempre el faro inolvidable de cada navegar.